91 826 17 84
Nuestra vida en estas
semanas ha dado un giro completo
o casi completo y una de las consecuencias es que
tenemos que pasar todo el día en casa lidiando con un montón de emociones y
situaciones que en ocasiones nos pueden llegar a sobrepasar.
A muchos de nosotros nos está pasando que tenemos esa sensación de hambre todo el día, estamos comiendo más de
lo debido o no podemos parar de picar, y
os preguntaréis ¿a qué se debe esto?
Se llama comer
emocional
. El comer emocional o hambre emocional es aquella que surge con
unas características muy concretas y que no atiende totalmente a una respuesta
fisiológica, sino a una respuesta emocional, ya sea positiva o negativa.
No confundirlo con antojo
, todos
tenemos antojo de vez en cuando de algo que nos gusta mucho o de algo que hace
mucho que no comemos , y puede ser o no un hambre emocional , lo que les
distingue justamente es la función que están cumpliendo o a que están
sustituyendo .
¿Cuál de estas dos fotos creéis que corresponde a una ingesta emocional?
La respuesta es las dos.
Tendemos a pensar que la mayoría de las veces que comemos de esta manera
emocional esta sesgado hacia lo negativo, ligado a esas emociones que son
llamadas negativas.
Pero también cuando disfrutamos de una comida
con amigos, o celebramos un cumpleaños o sencillamente por algo que nos
ha salido muy bien nos decimos:”hoy me
merezco comerme unos macarrones a la carbonara “, también estamos recurriendo a
un comer emocional.
Todo esto viene porque desde que somos niños nos han enseñado a unir nuestras emociones con alimentos, unas
chocolatinas para que el niño no llore, o una hamburguesa porque ha sacado
buenas notas. Generalmente son alimentos con grasas y azúcar porque
fisiológicamente nos ofrece mayor recompensa de forma rápida y nos hace sentir
mejor.
No debemos olvidar que somos HUMANOS y es algo natural y cultural: Hambre
emocional tenemos todos, bien por aburrimiento, porque nos merecemos un premio,
por cansancio o porque hemos tenido un mal día
y recurrimos a este tipo de ingesta.
Tenemos que entender que desde que nacemos o incluso antes de nacer nos
vinculamos emocionalmente al alimento,
cuando el bebe llora, el alimento lo calma. Desde que nacemos ese DESEO por
comer se nos implanta casi como algo innato y desde una perspectiva que va más
allá de lo nutricional. A través del proceso de alimentarnos creamos un apego
seguro (o inseguro). Las emociones forman parte de nuestro mundo relacional y
el alimento no es solamente comida y nutrientes, también es esa vía de escape
en la que expresamos protección, refugio, consuelo
y a
través del cual nos autorregulamos.
Estos días encerrados en casa usamos esa comida como una tirita o un relleno, como
nuestro” bote salvavidas”. Es normal, estamos ante situaciones que nos
sobrepasan y es posible que tu cuerpo no sepa expresarlo de otra forma. En ese
momento es lo que necesitas, es tu herramienta, no te juzgues, es adaptativo,
es instintivo y es humano.
No te machaques más de la cuenta porque estas comiendo más, o cosas que no
deberías, o si estas atacando a la nevera 15 veces al día, eso solo te generara
culpa, vergüenza. La comida está cumpliendo una función, la función de
contenerte y de poner palabras a eso que estas sintiendo y tal vez no sepas
reconocerlo o expresarlo de otra manera.
¿Cómo podemos gestionarlo?
No obstante, estas situaciones las podemos regular ¿Cómo? profundizando
en nosotros mismos y gestionando
nuestras emociones. Para ello dedícate
unos minutos
, se consciente de cómo estás comiendo y por qué. Hambre
emocional tenemos todos, pero el ser conscientes nos va ayudar a tener una
mejor relación con la comida.
Desde ANPSA nos gustaría que te hicieras
estas preguntas cuando sientas ese hambre y que dediques unos minutos
para ti mismo:
- ¿Consideras
que ese hambre es real o está ligado a una emoción?
- ¿Soy capaz de identificar la emoción que siento?
- ¿La comida me va a ayudar a gestionar esa emoción?
- ¿Qué otras estrategias se me ocurren para gestionar esa emoción?
- ¿Me permito el posponer la comida hasta el momento adecuado?
“Sólo si nos concedemos un espacio para la intimidad y el amor aprenderemos a
disfrutar de la comida y dejaremos de usarla como un sustituto”. Geneen Roth
¡Ojo! Estamos hablando de un comer emocional pero no de la
situación en que la comida se convierte en refugio o sustituye completamente el
equilibrio emocional y repercute negativamente a nuestra área
bio-psico-socio-espiritual.
Cada persona es única e irrepetible y cada uno de nosotros requerimos
un tiempo: Nuestro tiempo. La realidad que estamos viviendo es muy distinta
entre unos y otros, por ello la forma de enfrentarnos va a ser también diferente.
No nos comparemos, vamos a permitirnos sentir a nuestro ritmo. Desde ANPSA te
animamos a que desconectes de tanta sobre-información, de tanto consejo, y te
escuches a ti mismo ¿Qué necesitas tú?
Nosotros estaremos encantados de acompañarte y guiarte en ese proceso de
regulación y cambio.
Verónica Herrero Alonso
91 826 17 84
627 98 31 23
Gracias por contactarnos.
Le responderemos lo antes posible.
Ahora sera redirigido a nuetsro Blog.